jueves, 8 de julio de 2010

Literal: la migración tocó a mi puerta

La vida te da sorpresas, buenas y malas. Hace justo una semana cuando regresaba del super, encontré a Juan X, extraviado, despeinado, volteando a todos lados, al final, se animó a preguntarnos donde quedaba la Calzada Zaragoza.

"Uy, mira tomando en cuenta que estamos a unos pasos del metro Etiopia, pues queda muy lejos de aqui", respondí.

"Es que ahi de Zaragoza, me dijeron que me pueden dar un aventón para ir hacia la carretera a Puebla, luego Oaxaca y así hasta llegar a Chiapas", me dijo con voz baja y amable.

De plano me di cuenta que este muchacho andaba bien perdido, pero comencé a explicarle como llegar. de pronto me dijo, "es que soy migrante, vengo desde Texas pero me agarró migración y me quitaron todo mi dinero".

Nunca vi en sus ojos la mentira, al contrario, su aspecto humilde, su tono, su sonrisa, fueron elementos de credibilidad a sus palabras.

De pronto se volvió casi una entrevista, el hablaba y yo preguntaba, el respondia y yo comentaba y preguntaba hasta que en poco minutos tenía yo esta historia en las manos.

Juan X salió hace 5 meses de Chiapas, de Ocosingo, su familia logró juntar 20 mil pesos para que se fuera al otro lado, se endrogaron pero el prometió pagar todas sus deudas.

Recuerda que su mamá le decía "Hijo no te vayas, aquí como sea hay que comer por lo menos", pero el necesitaba dinero, tenía una familia que mantener y pese a que buscó en varios poblados cercanos, la paga era muy mala.

En Tuxtla trabajaba en un cafetal, en Villaflores también, pero no era suficiente, la desesperación lo llevo a tomar la decisión de irse, al fin allá tenía algún familiar.

Y así comenzó su ruta hacia los United, los polleros le cobraron 15 mil pesos, los otros cinco, de los veinte mil que traía, los gastó en el camino, en comida, transporte y otras cosas que no detalló. Llegó finalmente a donde dice que está el sueño americano.

Pasó casi 4 meses, como carpintero en alguna empresa que no se acuerda ni como se llama ni como se pronuncia. Sus compañeros le advirtieron que la migra estaba muy pesada ya, así que era mejor esconderse, ni siquiera salir a la tienda. Pero un día se aburrió, quizo por lo menos echar un vistazo, y decidió salir a comprar carne al super. Ahí justo, comenzaría su peregrinar de regreso a México.

Los policías gringos, dice que no le trataron mal, pero lo deportaron a México, supo que llegó a Monterrey preguntando, pues no conocía. Estaba desanimado y otra vez en México, pero con 14 mil pesos en la bolsa producto de su trabajo, aunque antes también ya había enviado dinero a Chiapas, y ya solo le faltaban 8 mil pesos para saldar su deuda.

"Pero fue aqui en México donde me "chingaron" mi dinero, "fueron los policías mexicanos quienes me quitaron todo, no me dejaron nada, ni mis identificaciones ni nada".

Mi cara fue de asombro, y el solo dijo "ya solo me queda regresar y a ver como le hago".

"Y ¿como te regresaste de Monterrey hasta acá?", le pregunté, "en un tráiler", me dijo. "Me dejó acá en San Angel, y de ahi me vine caminando hasta acá, como no conozco la ciudad, solo caminé en dirección donde me dijo el chofer".

La plática seguía y me contó que llevaba dos días sin probar bocado. P, que venía conmigo y escuchaba atento a la plática le dijo que porque no se iba de Pino Suárez hacia allá, hacia Chiapas que allí hay una señora que se dedica a transportar personas por bajo precio. Como la señora es Chiapaneca, Pako es de allá y el migrante también, resulta que conocían a la mujer, y entonces la plática se volvió aún más larga cuando se identificaron como "paisanos".

Fu entonces cuando saqué una manzana de entre mis bolsas y se la di, "agradeció sin más ni menos".

Por mi cabeza pasaban mil cosas, estaba sorprendida de haberme encontrado un migrante casi a la puerta de mi casa.

No traiamos mucho dinero, solo le dimos cien pesos, le dije que por lo menos para comer, aunque me dijo que lo utilizaría para su boleto de regreso a casa, me pidió mi teléfono para después algún día pagarme. Le dije que me daba gusto que no haya corrido con la misma suerte que muchos otros migrantes que ya no regresan, y que ahora lo importante era regresar a casa y reflexionar sobre lo vivido, que solo lo tomara como un mínimo apoyo.

Lo dirigimos hacia el metro, hasta traía un boleto viejo, dijo que se lo había encontrado tirado y lo guardó, nos lo enseñó y preguntó si serviría, le dijimos que si y nos despedimos.

Apenas se dio la vuelta, comenzó a morder la manzana que le di, aún volteó y con una sonrisa nos dijo "adiós".

Comentamos P y yo, como era posible que entre los propios mexicanos nos jodamos tanto, nos robemos, me dio mucho coraje esa parte de s. historia. Tampoco pude dejar de recordar como desde hace años, México no logra nada en materia migratoria con Estados Unidos, En los tiempos de Fox, esto fue uno de sus prinipales alardes, y se fue, y no pasó nada.

Ahora con Calderón nada tampoco, el sexenio se va con nada para México en materia migratoria. Que fiasco.

Mientras tanto, el ambiente sigue totalmente propicio para que más mexicanos se sigan saliendo de México por falta de empleo.. Solo un ejemplo, el campo, que sigue abandonado, incluso en las listas de apoyo gubernamental: narcos y gente ligada directamente al gobierno, familiares y amigos, cobran de ahi, esa ayuda que por no hacer bien su trabajo los funcionarios, no llega a quien debe.

La migración, agrede, lastima, separa familias, es un problema que desde hace años está ahi, puesto solo para el discurso de los políticos inútiles e ineficientes que solo cobran por hacernos creer que trabajan a fondo en problemas como este. Que pena.